La doctrina Tomista de los sentidos bíblicos (V), P. Lic. Martín Villagrán IVE

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3. El Comentario de santo Tomás al Salmo 22 (21)

Para presentar el comentario del Aquinate al Salmo en cuestión, podemos distinguir tres momentos: una breve aunque importante introducción; la interpretación del título y finalmente la rica exposición del texto bíblico.

a. Introducción

“En (los Salmos) precedentes se trata primeramente de la tribulación que sostuvo David de parte del hijo y de parte de Saúl; pero aquí, en esta tercer decena, trata de la persecución que padeció de parte de todo el pueblo, el cual lo expulsó por mandato de Saúl”[1].

Es de notar ahora, que no se duda en referir el Salmo a la tribulación del rey David. No falta en santo Tomás la consideración de la historia veterotestamentaria, aunque enseguida veremos el giro abrupto que se da en este respecto en su comentario.

Pero antes de adentrarnos en lo propuesto, veamos algunas divisiones y relacioenes que el Aquinate hace al interno del Salterio.

Seguidamente al texto citado dirá que “este Salmo se divide en tres partes”. Es necesario observar que no se refiere acá tan solo a nuestro Salmo, sino que se está refiriendo a una sección más amplia pues dirá: “en la primer parte se narra la tribulación, en la segunda se despliega la oración a Dios por la liberación y en la tercera se coloca la acción de gracias”. Pero, dirá enseguida, “la segunda inicia en el Salmo 25(24) y la tercera en el Salmo 29(28)”[2].

Incluso la primera de las partes de esta sección se divide en dos, de las cuales solamente la primera corresponde a nuestro Salmo, en el cual se expone la tribulación[3].

Un poco más adelante señalará una triple división al interno del Salmo en el que “se pone primero la queja […]; segundo, la narración de la pasión […]; y tercero la petición de la liberación […]”[4].

Además de estas divisiones, santo Tomás coloca este Salmo en relación con un grupo de cinco Salmos (22[21], 35[34], 55[54], 69[68] y 109[108]) que “tratan de la Pasión de Cristo verbosamente, entre los cuales este es el primero. En efecto los otros tocan brevemente la pasión de Cristo”[5].

Es aquí donde se exponen algunas precisiones que justifican el cambio abrupto que habíamos anunciado. El mismo Aquinate, recordemos, había señalado que este Salmo habla de la historia de David (perseguido por el pueblo), y sin embargo, su comentario consistirá principalmente en mostrar cómo este Salmo se refiere a Cristo.

Para esto retoma lo expuesto en el prólogo del Comentario e introduce algunas expresiones que ameritan cierta consideración.

“Como se dijo antes, del mismo modo que en los profetas, acá se habla acerca de algunas cosas entonces presentes en cuanto eran figura de Cristo y que pertenecían a la misma profecía[6].

“Y por eso, algunas veces se ponen algunas cosas que pertenecen a Cristo, las cuales exceden en cierto modo la virtud de las historias”[7].

Dos veces usa el verbo “pertenecer”. Primero dice que las cosas de “ese entonces” (que son figura de Cristo), pertenecen a la misma profecía. Luego dice que hay cosas que exceden a “ese entonces” (la historia) y que pertenecen a Cristo.

Así, por un lado, se entrelazan la figura y la profecía, por otro, se señala que hay ciertas cosas dichas sin relación alguna con la figura sino directamente con el figurado, Cristo.

Por eso pasará a afirmar que “entre otras cosas, especialmente este Salmo trata de la pasión de Cristo. Y por lo tanto este es su sentido literal. De donde en modo especial (Cristo) dijo en la pasión este Salmo cuando exclamó ‘Heli, Heli…’ como empieza este Salmo”[8].

No cabe duda entonces, que en la mente del Aquinate, este Salmo se refiere a Cristo en diversos modos: en sentido figurado, de modo profético y en sentido literal.

Lo que llama la atención es cómo continua: “Y por eso, aunque figuradamente este Salmo se dice de David, sin embargo especialmente se refiere ad litteram a Cristo”[9]. Este figuraliter referido a David, parecería invertir los roles y poner a Cristo como el tipo o la figura, lo cual crea ciertas dificultades en relación con lo expuesto anteriormente.

Es posible otra interpretación de esta expresión, sin necesidad de pensar en una “inversión de roles”. Podría pensarse, en efecto, que el Aquinate está diciendo que el Salmista se refiere a David en cuanto figura de Cristo, y en este sentido se dice figuradamente (sin querer excluir la referencia literal a David, que funda la espiritual), y a Cristo de modo directo, sin mediación de figuras, es decir ad litteram.

Contra esta segunda explicación parece estar la mención que de inmediato se hace de la herejía (ya antes referida) de Teodoro de Mompsuestia “que fue condenado en el Sínodo de Toledo[10], entre otras cosas, porque exponía este (Salmo) literalmente sobre David[11]. Podría pensarse que se está condenando la referencia ad litteram a David, aunque creemos que el error que santo Tomás señala como condenado es el de decir que el sentido literal se refiera única y exclusivamente a David, excluyendo la referencia literal a Cristo y relegándola al sentido meramente espiritual.

Retenemos entonces esta interpretación, aunque parece oportuno y luminoso volver a citar largamente, aunque de modo resumido, a Colunga, el cual, partiendo de la regla expresada en el proemio (de que siendo la materia del Salterio universal y siendo que todo mira a Cristo, la materia de este libro es Cristo y sus miembros), dirá que esta regla se realiza de modos muy variados[12]:

“a) A veces la intención del salmista, ilustrado por el Espíritu Santo, se concentra en sí misma para revelar la obra de la Divina Misericordia en él realizada. [El autor pone como ejemplo el Salmo 51(50) que el mismo santo Tomás contrapone al 21(22) en el cual no habla David de sí mismo sino que ‘se habla de otros’[13]. En este primer modo] el sentido pleno del Salmo se realiza en solo David, en su pecado y en su perdón, lo cual no obsta a las lecciones morales que de ambos hechos se puedan deducir.

b) Otras veces la mente del salmista se extiende al futuro para pintarnos al Mesías y su obra; en esto se debe buscar el sentido total del Salmo. [Ejemplos son los Salmos 45(44), 19(18), 31(30) y otros].

c) En ciertos casos el salmista se hace eco de los sentimientos de los justos. y en su nombre ora, alaba, se admira, confía… Este es el sentido de los Salmos que llevan por título Intellectus David, [como por ejemplo el Salmo 32(31)].

d) Más numerosos son aquellos Salmos en los que al sentido literal histórico se añade el típico referente al Mesías. [Ejemplos son los Salmos 2, 18(17), 33(32), 34(33)]. Esto no ofrece dificultad, pues los pasajes de doble sentido, literal y típico, son comunísimos en la Escritura. Todavía es digno de notar la unión estrecha que el Santo Doctor establece entre la persona de Cristo y su Cuerpo místico, que es la Iglesia.

e) En algunos Salmos admite dos sentidos literales, el uno histórico y luego superpuesto a este otro mesiánico, que completa el primero y que es reclamado por la letra misma del texto. [Como el Salmo 2 en el que tenemos] sentido literal histórico que mira a David y su reino; pero que no basta para explicar adecuadamente el texto bíblico, que sólo en Cristo halla su pleno sentido. [Además del Salmo 16(15) pone el ejemplo del Salmo 37(36) en cuyo comentario santo Tomás usará la expresión ‘altius exponere’ y que Colunga dirá que es el] criterio que [el Aquinate] sigue constantemente, buscando bajo la superficie del sentido histórico, otro más alto, más espiritual y propio de la revelación perfecta del Nuevo Testamento. [También en el Salmo 40(39)] reviste el salmista un doble carácter, el davídico, al cual corresponde el sentido histórico de sus palabras, y el de Cristo o su Iglesia, al cual pertenece el sentido mesiánico y más alto. Semejante a ésta es la siguiente categoría de salmos, en que…

f) …no pocas veces a la expresión de un sentimiento del salmista, que constituye el sentido histórico, se superpone otro sentimiento más alto y más universal, el que viene a formar un sentido nuevo y mesiánico. [Por ejemplo] el sentido singular de la traición de Judas pertenece, sin duda, a la significación típica del Salmo (3); pero este afecto del hombre o de la Iglesia que imploran la ayuda de Dios (al cual se refiere el Comentario), es algo más que sentido típico, es el elemento universal que envuelve la súplica particular de David.

g) Nos queda una categoría de Salmos en los que el sentido mesiánico es el principal, viniendo a ser el histórico a modo de vestido parabólico que lo encubre. Santo Tomás ve claro esto en el Salmo 20(19) ‘Psalmus iste procedit alio modo quam praemissi. In aliis autem psalmis inducitur quasi oratio David pro se petentis; hic inducitur quasi oratio aliorum pro ipso; et quamvis secundum litteram ea quae hic dicuntur aliqualiter referuntur ad David, tamen proprie et vere pertinent ad Christum. Secundum mysterium autem pertinent ad Ecclesiam et virum justum’.

Igual explicación da del Salmo siguiente: ‘Hic psalmus exponitur de Christo, qui est rex et de David qui fuit eius figura; et ideo de utroque potest exponi, de Christo secundum veritatem, de David secundum figuram. Y a este principio ajusta todo su comentario, añadiendo a veces una tercera aplicación, común a todos los justos, fundada en la estrecha unión que existe entre Cristo y los justos, que de Él reciben la justicia y son una extensión de su gracia capital (cfr. vv. 3, 5, 8.).

Todavía está más claro lo que dice del Salmo 22(21): ‘Sicut supra dictum est, sicut in aliis prophetiis, ita hic agitur de aliquibus tunc praesentibus in quantum erant figura Christi et quae ad ipsam prophetiam pertinebant. Et ideo, quandoque ponuntur aliqua, quae ad Christum pertinent, quae excedunt quasi virtutem historiarum. Et inter alia iste psalmus agit de passione Christi. Et ideo hic est ejus sensus litteralis []. Et ideo licet figuraliter hic psalmus dicatur de David, tamen specialiter ad litteram refertur ad Christum. Y conforme a esto explica el Salmo de la Pasión del Salvador, aunque no exclusivamente, ya que algunos versos los entiende de los miembros del Cuerpo místico (cfr., vv. 2, 11, 12, 15, 16).

Igual hace en el Salmo 31(30) ‘Agitur hic de tribulatione Christi in passione: unde Christus in cruce pendens ait: «In manus tuas commendo spiritum» meum’ (Lc 23). Et de tribulationibus Ecclesiae: et hoc sub figura eorum quae contingerunt David. Vel intelliguntur verba psalmi ab una persona prolata, quia caput, corpus et membra sunt una persona; unde Christus loquitur pro se et pro corpore suo […] quia Christus et Ecclesia sunt una persona” [14].

Antes de sopesar la exposición que hace Colunga, recolectemos los elementos que él subraya en cada uno de los cuatro ejemplos del séptimo grupo -en el cual está involucrado nuestro Salmo-:

En el Salmo 20(19) se habla secundum litteram de Cristo y de David. Pero, en cierto modo (aliqualiter) de David; y propia y verdaderamente (proprie et vere) sólo de Cristo. El sentido espiritual viene referido a la Iglesia y al justo, de los que se habla secundum mysterium.

En el Salmo 21(20): se habla claramente de David como la figura de Cristo, pero de inmediato se usan expresiones conceptualmente semejantes a la que nos introdujo en esta problemática, pues se dice que de ambos puede exponerse, aunque de Cristo según verdad (secundum veritatem), pero de David según figura (secundum figuram).

Del 22(21) baste con notar la aclaración de Colunga sobre algunos versículos que se refieren a los miembros del Cuerpo místico y no a Cristo Cabeza.

En el 31(30) se habla de las tribulaciones de Cristo y de la Iglesia (como una sola persona) y esto “bajo la figura de lo que aconteció a David (sub figura eorum quae contingerunt David)”.

Admiramos el artículo de Colunga aunque no podemos dejar de observar cierta dificultad para aceptar sin más esta agrupación que hace en este séptimo modo de aplicar aquella regla del proemio. Lo que constituye este grupo es que “el sentido mesiánico es el principal, viniendo a ser el histórico a modo de vestido parabólico que lo encubre”.

El primer ejemplo, del Salmo 20(19), parece ser el más adecuado a este concepto ya que si bien “aliqualiter” es aún muy vago, visto en oposición con “proprie”, podría entenderse como “improprie”, que en la mente de santo Tomás hemos visto que incluye los modos parabólicos, metafóricos, etc., siempre dentro del sentido literal.

Concediendo que este “aliqualiter” deba entenderse de este modo, creemos, sin embargo, que nuestro caso (el Salmo 21[22]) puede también responder al otro modo (más “simple”, si se quiere) de entender las expresiones del Aquinate.

Este modo de entender dichas expresiones (que excluye además la “inversión de roles”: Cristo como figura de David), consiste en decir, como ya hemos dicho, que hay referencia tanto literal como espiritual a David y, además, hay un excedente en lo dicho literalmente que solo se refiere a Cristo. Incluso el segundo ejemplo podría entenderse del mismo modo.

Finalmente, el cuarto caso, al decir “sub figura”, podría referirse simplemente a una prefiguración que santo Tomás ve de las tribulaciones de Cristo y la Iglesia en las tribulaciones de David, aunque es cierto que también podría pensarse con Colunga que el Aquinate ve una referencia directa a Cristo pero usando parabólicamente lo acontecido a David.

Sin intención de definir esta cuestión, creemos que es este un punto importante sobre todo para “ejercitar” esa confrontación que venimos buscando entre la exposición teorética de la doctrina de los sentidos bíblicos en santo Tomás y la utilización de la misma en sus comentarios bíblicos. Pero es el momento de meternos al cuerpo del comentario al Salmo elegido para seguir buscando luces en esta dirección.

 


[1] “In praecedentibus prius videtur esse actum de tribulatione quam sustinuit David a filio et a Saule; hic autem in tertia decade agitur de persecutione quam passus est a toto populo, qui eum abjecit ad mandatum Saulis”. Ibidem, ps. 21, n. 1.

[2] “Dividitur ergo Psalmus iste in tres partes. In prima narratur tribulatio. In secunda funditur oratio ad Deum pro liberatione; in tertia ponitur gratiarum actio. Secunda incipit Psalmo 24: ad te domine levavi: tertia ibi, afferte domino, Ps. 28”. Ibidem.

[3] “Circa primum duo facit. Primo exponit tribulationem; secundo ostendit quomodo a Deo juvatur in tribulatione, ibi, Ps. 22: dominus regit me”. Ibidem.

[4] “Psalmus iste dividitur in tres partes. In prima ponitur conquestio. In secunda narratio passionis, ibi, ego autem sum vermis. In tertia ponitur liberationis petitio, ibi, tu autem, domine, ne elongaveris auxilium tuum a me”. Ibidem.

[5] “Sciendum est autem quod quinque Psalmi agunt de passione Christi prolixe: quorum iste Psalmus primus est. Alii enim brevius tangunt passionem Christi. Secundus est, judica domine nocentes me, Ps. 34. Tertius est, ibi, exaudi Deus orationem meam, et ne despexeris deprecationem meam. Quartus, Ps. 68: salvum me fac Deus, quoniam intraverunt aquae. Quintus, Ps. 108: Deus laudem meam ne tacueris”. Ibidem.

[6] “Sicut supra dictum est, sicut in aliis prophetis, ita hic agitur de aliquibus tunc praesentibus inquantum erant figura Christi et quae ad ipsam prophetiam pertinebant”. Ibidem.

[7] “Et ideo quandoque ponuntur aliqua quae ad Christum pertinent, quae excedunt quasi virtutem historiarum”. Ibidem.

[8] “Et inter alia specialiter iste Psalmus agit de passione Christi. Et ideo hic est ejus sensus litteralis. Unde specialiter hunc Psalmum in passione dixit cum clamavit, Heli Heli lammasabactani: quod idem est quod Deus Deus meus etc. sicut hic Psalmus incipit”. Ibidem.

[9] “Et ideo licet figuraliter hic Psalmus dicatur de David, tamen specialiter ad litteram refertur ad Christum”. Ibidem.

[10] Este Sínodo es el III de Toledo en el año 589, el cual reconoce la doctrina del V Concilio Ecuménico (II de Constantinopla) mencionado en el Prólogo. Cfr. Stroobant de Saint-Éloy, Jean-Éric, Traducción francesa del Comentario a los Salmos de Santo Tomás de Aquino, CERF, París 1996, p. 256, nota 2.

[11] “Et in synodo Toletana quidam Theodorus Mopsuestenus, qui hunc ad litteram de David exponebat, fuit damnatus, et propter hoc et propter alia multa; et ideo de Christo exponendus est”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 21, n. 1.

[12] A. Colunga, «Los sentidos de los Salmos según santo Tomás», op. cit., p. 354-360. Las cursivas son del Autor. Nosotros uniformamos las referencias a los Salmos al modo que venimos siguiendo en este trabajo. Lo resumido y las aclaraciones que intercalamos van entre corchetes [ ].

[13] “Sed sciendum est in titulo hujus Psalmi, quod David in aliis Psalmis loquitur de aliis; sicut ibi, Ps. 21: Deus Deus meus, loquitur praenuntians passionem Christi; et sic in diversis Psalmis loquitur de diversis; sed istum Psalmum propter seipsum fecit”. Santo Tomás de Aquino, Postilla super Psalmos, ps. 50, n. 1.

[14] A. Colunga, «Los sentidos de los Salmos según santo Tomás», op. cit., p. 354-360.

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